jueves, 31 de octubre de 2019

"El concierto"


  Raúl y Susi fueron al mismo jardín de infancia, hicieron juntos Primaria y pasaron a la vez a Secundaria. Raúl descubrió entonces sus inquietudes solidarias. Colaboraba en el Banco de Alimentos, recogía firmas para ACNUR, ayudaba en el comedor social y hacia voluntariado en la residencia de ancianos.
  Susi se volcó en la música. Comenzó a estudiar canto en el Conservatorio, compuso sus primeras canciones y tocaba en pequeños locales. Un día llegó la Gran Oportunidad, así con mayúsculas. Un productor musical la escuchó en un video de YouTube y de ahí al estrellato fue un visto y no visto.
  Susi dejo de llamar a Raúl, estaba muy ocupada con su música. Raúl sí que siguió llamando, pero Susi siempre tenía prisa por colgar. Poco a poco empezó a espaciar las llamadas hasta que un día simplemente no llamó.

  Raúl continuó con su vida, dejó en pausa su amistad con Susi y dedicó toda su energía a los proyectos solidarios. Los abuelos de la "Resi" eran su causa favorita. Necesitaban medicinas, necesitaban ropa, necesitaban alimentos, pero por encima de todas las cosas necesitaban cariño. Y Raúl se lo daba a raudales.
  La llegada del invierno trajo los problemas a la "Resi" . El tejado de la residencia de ancianos estaba tan viejo como los abuelos y necesitado, más que de parches, de una operación a corazón abierto y un trasplante de pulmón.
  Los arquitectos valoraron la situación, el contratista vino a verlo y cuando el director tuvo el presupuesto de reparación encima de su mesa supo que no podría hacerse. Nunca reuniría ese dineral. El ayuntamiento puso su granito de arena en la catástrofe: o arreglaban el tejado o cerraban la residencia por ruina el edificio.
  Al final alguien tuvo una idea para salvar la "Resi": un concierto benéfico. Pero uno grande, para recaudar mucho dinero, por aquello de los "ya que": ya que cambiamos las tejas arreglamos el impermeabilizado, ya que estamos miramos el aislamiento térmico, ya que nos ponemos colocamos una rampa aquí y un elevador allá...
  Raúl decidió que era el momento de volver a llamar a Susi, que ya no era Susi sino Susana León. Tuvo que insistir varias veces, pero por los abuelos merecía la pena. Al final ella cogió el teléfono, hablaron de los viejos tiempos, de como se divertían juntos, de sus sueños. Y, antes de que a Susana le entrará la prisa por colgar, Raúl le contó el problema de los abuelos y la idea del concierto. Le habló de todos los artistas locales que participarían y le pidió ayuda. Si ella viniese la recaudación sería mucho mayor. Había tantas cosas por hacer...
  Susana iba a negarse, la verdad no le apetecía nada, pero en el último momento pensó en lo rentable que sería para su imagen un evento como ese. Al final dijo que sí y las entradas se agotaron a las tres horas de salir a la venta. Y se puso fecha de inicio a la obra de la residencia de ancianos.
  El día del concierto el teatro estaba lleno a reventar y todos los artistas entre bambalinas bullían nerviosos. Sólo faltaba por llegar la gran estrella de la velada.
  Raúl nervioso llamó a Susana. Tras insistir varias veces ella descolgó el móvil.
-¿Si?
- Susi, digo Susana, ¿que sucede? Deberías estar ya aquí.
- Bueno, ha habido un cambio de planes. No podré ir... Lo siento. Tampoco es como si hubiese un contrato firmado. Además tienes un montón de músicos y cantantes ahí. Te apañarás.
¡Susi! ¿como me haces esto? -Raúl no se lo podía creer-. ¡Cientos de personas están ahí por ti! ¿Que les digo yo ahora?
  Temblando pensó en el dinero de la recaudación, gran parte estaba gastado. Si la gente pedía la devolución del importe de la entrada sería una catástrofe.
Susi, Susana, por lo que  más quieras -suplicó Raúl-, no nos dejes tirados.
Lo siento Raúl, ya está hecho. Estoy en una avioneta privada -contestó Susana- y vamos a despegar. Tengo que apagar el móvil.
  Un clic y luego se hizo el silencio en la línea.
  Raúl se quedó en shock. ¿Como arreglarlo? Estuvo así un minuto o quizá una hora ¿o fueron dos? Al final hizo de tripas corazón y se dirigió al escenario. Cogería el micrófono y lo diría, después ya se vería.
  Terminó el último grupo y todo el mundo esperaba a Susana León. Raúl salió al escenario caminando en dirección al micrófono, lo cogió y tomó aire. Iba a empezar a hablar cuando sintió un escalofrío recorrer su columna. Un frío inquietante se acercó a él desde atrás. Contuvo la respiración sin atreverse a mirar a su espalda. Entonces una mano suave y liviana se apoyó en su hombro y oyó a Susi decir junto a él:
- ¿Vas a presentarme o no?
Sorprendido, solo atinó a decir: "has venido..."
- Si Raúl, estoy aquí -contestó Susi- en mi último segundo comprendí qué es lo realmente importante. No iba a dejar en la estacada a mi mejor amigo y a sus abuelos de la "Resi".
  Raúl sonrió y le cedió el micro.
  Susi dio el mejor concierto de su vida. Al terminar una cortina de humo llenó el escenario y cuando se disipó la cantante se había ido con él.
  Raúl la buscó un buen rato, pero nadie pudo dar razón de ella. Se marchó apenado a casa, sin haber agradecido a su amiga el cambio de planes de última hora.

  A la mañana siguiente...
  Raúl se levantó y preparó el desayuno. Puso la radio, como todos los días, para escuchar las noticias y mientras llenaba su taza de café oyó al locutor decir: "Esta mañana el mundo de la música se viste de luto. Ayer, a las ocho de la tarde, el avión donde viajaba Susana León, se estrelló al poco de despegar. No hubo ningún superviviente..."
¡Dios mio! -exclamó Raúl- No es posible, a las diez salió a escena para cantar. ¿Que fue lo que ocurrió?
Un soplo de aire gélido erizó los pelos de su nuca. Sobresaltado se enderezó y frente a él estaba Susi. Su cuerpo translúcido fue tomando consistencia y con la mirada fija en los ojos de su amigo le respondió:
- Te lo dije anoche Raúl, en mi último segundo descubrí  lo realmente importante.
Y con un "cuidate" dicho a media voz se desvaneció frente a los atónitos ojos de Raúl.

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