martes, 7 de abril de 2020

"Adiós"




  La mochila del caminante cada vez pesaba más en su espalda, cuando vio el banco pensó agradecido en dar un descanso a su flaco cuerpo. La madera, caliente del sol de la mañana, ofreció consuelo a aquel hombre derrotado.

  Se sentó mirando aquel mar azul en calma, sólo el grito de alguna gaviota interrumpía el silencio del paseo marítimo. Y pensó, con los ojos cerrados, en otra mañana a la orilla de otro mar, cuando, en vez de arrastrar su miseria, arrastraba a dos críos de la mano. Inspiró el olor salobre y volvió a beber vino directamente del cartón. Que fácil era perderlo todo.

  Puso la mochila en la esquina del banco y se tendió usándola de almohada, dio algunos tragos más a aquel vino barato y se fue adormeciendo. Poco a poco, casi sin sentirlo, cruzó el umbral de la consciencia envuelto en el bendito sopor que anestesiaba las emociones.

  La pareja de la policía local caminaba despacio aquel lunes de abril por el puerto, vieron al mendigo borracho durmiendo la mona al sol y se acercaron sin prisa a espabilarlo. El más joven se inclinó sobre él y lo zarandeó con desgana. El brazo que cubría su rostro se deslizó dejando al descubierto los ojos abiertos, fijos para siempre en los críos que llevaba de su mano.
 

viernes, 3 de abril de 2020

"Viral" de Javier Murcia


  Max, Alex, Gloria y Ana forman parte de un grupo de enfermos mentales que participa en el ensayo clínico de un nuevo fármaco. Un buen día descubren que media humanidad se ha convertido en seres irracionales y agresivos que están devorando, literalmente, a la otra media. Por algún motivo ellos son inmunes a lo que sea que está ocurriendo a su alrededor.
  Ellen Wachowsky y Goliath Warren son agentes de la CIA y tienen una misión: salvar al mundo de un extraño virus que está saltando desde los ordenadores a las personas.
  En algún momento ambas historias se cruzarán y todos juntos tratarán de averiguar que diablos está ocurriendo.

  Lo que parece la historia de una apocalipsis zombi cualquiera deriva, para sorpresa del lector, en otra cosa.
  El autor bucea en la historia de cada uno de los personajes en busca de los traumas que les han convertido en lo que son. Tras un exhaustivo análisis de sus vidas resulta fácil comprenderles y empatizar con ellos, provocandonos reflexiones que derivan en una posibilidad: los montruos no son ellos sino nosotros, los supuestos individuos normales. Esos locos de mierda -clificativo aplicado por Max, uno de los protagonistas- han sido las victimas, les hemos inmolado en el altar de la normalidad. Con sus almas heridas, rotos por dentro, recogen sus pedazos e intentan sobrevivir en esa jungla que es la vida.
  Envueltas en ironía, humor, ternura y alguna que otra pincelada muy gore, las terribles experiencias que pueblan el universo de los protagonistas de la novela nos llevarán a entenderles y quererles después de una tourné por el bullying, la violencia, la paranoia, la esquizofrenia, la sociopatía...
  Hay dos líneas argumentales, una claramente protagonizada por Ellen y otra donde Max lleva la voz cantante y se erige en lider del grupo pero dejando espacio a sus compañeros de aventura que tendrán cada uno sus quince minutos de gloria a lo largo de la novela.
 Javier Murcia nos expone una trama bien desarrollada. Es posible que cientificamente sea difícil de sostener, pero a cambio nos regala unos estupendos personajes y el suspense se mantendrá hasta la última página.
  Fácil lectura y con un ritmo muy rápido "Viral" nos llevará hacia su sorprendente final en un suspiro.

Sobre su autor
  Nos cuenta la solapa del libro sobre Javier Murcia que nació en Elche, en 1986. Licenciado en Psicología, es también escritor, dramaturgo y director de teatro. Actualmente dirige la compañía de teatro "La otra cara". Hasta la fecha hay dieciseis obras teatrales de su autoría representadas, en 2016 recibió el Premio Nacional de Teatro Escenamatera al mejor autor por su obra "Infinito". Desde 2012 ejerce de Psicólogo en la Asociación Española Contra el Cáncer.

"Nápoles A. D. 1723"



Parecía ayer cuando aquel signor espagnolo  vino a él con un encargo de la lejana Cartagena, pidiendo una Pietá al estilo del gran Michelangelo.
Giaccomo Colombo contemplaba absorto su obra terminada. Frente a él, tras muchos meses de laborioso trabajo, maese Giaccomo tenía a aquella extraordinaria bellezza  de tez clara y ojos oscuros, reflejando el dolor de una madre con su hijo muerto en brazos.
El maestro se despedía de su obra. Acarició con mimo su rostro y vio brillar por última vez bajo el sol napolitano las cinco lágrimas que adornaban su rostro. Memorizó las tenues arrugas de su frente, rozó las manos implorantes de la Madre de Cristo con respeto reverencial.
Era hora de dejarla marchar. Suspirando se apartó de ella y con el corazón tembloroso susurró: -Addio amore mio, buon viaggio-.