sábado, 24 de abril de 2021

"Al final del camino" de Silvia Santos


Escocia 1901
Kyle y su hermana menor, huérfanos de padre, tras ser abandonados por su madre acaban en un orfanato, Abbey Leven, donde la vida no será fácil.
Al cumplir la mayoría de edad, Kyle debe abandonar el lugar, pero su hermana continuará allí unos años más. Eso significa que por primera vez se separarán.
A partir de ese día, la joven buscará su propio camino en la vida y tendrá que superar los obstáculos que el azar y sus, a veces, desacertadas decisiones pondrán en él. Quien sabe que le depara el destino justo al final de ese camino.

La historia, narrada en primera persona por su protagonista. abarca desde  que tiene memoria en su infancia hasta la edad adulta. Con una trama muy elaborada y compleja, te adentra en un mundo donde los malos tratos a la infancia estan normalizados y la pobreza marca profundamente las vidas de quienes la padecen.
La autora utiliza el tiempo verbal en presente, dando así la sensación de que los acontecimientos ocurren en el instante de leerlos. No se trata exactamente de un diario, sino de los pensamientos de la protagonista, un monólogo interior articulado como una historia y adornado con descripciones, algunas de ellas muy vívidas e impactantes, y reflexiones llenas de frases hermosas.  La protagonista analiza lo que ve y lo que le ocurre, afronta como buenamente puede los avatares de la vida y hace planes de futuro. "Al final del camino" es, en definitiva, una mujer que desnuda su alma y nos brinda sus sensaciones, pensamientos y sentimientos.
Naturalmente eso hace que carezcamos de la visión de otros personajes sobre los acontecimientos o que ciertas partes de la historia queden en el aire, ya que la protagonista desconoce las razones que determinan la conducta de quienes la rodean o el desenlace de algunos hechos.
Una consecuencia llamativa de la forma en que narra la autora es la ausencia de nombre para su protagonista. Cuando hablas contigo misma no te mencionas por tu nombre.
La novela está repleta de lucha y superación, es el día a día de una superviviente. Fuerte de cara a la galería, frágil cuando se repliega hacia dentro y lame sus heridas, que son muchas y profundas. Grandes dosis de sufrimiento la han convertido en alguien que prefiere mirar la vida pasar a salvo detrás del cristal de su ventana, pero cuando llega el momento de actuar toma las riendas y asume las consecuencias.
Es un libro con una lectura de ritmo pausado, donde se presta atención a los pequeños detalles y te recreas en los sentimientos que transmite. No es libro para una sola tarde de lectura, si conectas con el personaje necesitas leer despacio saboreando el texto de casi quinientas páginas.
Una buena ambientación deja patente la existente división de clases y como el dinero marca la diferencia entre unos y otros. También se percibe la despreocupación de una población inmersa en la I Guerra Mundial, pero que como no tiene el frente ni las trincheras al lado practica aquello de "ojos que no ven corazón que no siente". Continuan las fiestas de sociedad y la vida normal como si ese horror no existiera.
Lo que menos me ha gustado del libro es su sinopsis, necesitas leerlo para entenderla. Se que muchos autores temen el spoiler y las vuelven oscuras para no revelar el contenido de la trama. Por sistema desconfío de ese tipo de sinopsis, tengo la sensación de que intentan esconder algo. Creo firmemente que una sinopsis debe dejar entrever el contenido del libro, anticiparte un poco de la historia dejándote con la miel en los labios y con ganas de sentarte a leer como se derarrollará.

Sobre su autora

Nada he encontrado, excepto que es asturiana y esta es su primera novela publicada.

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