jueves, 24 de junio de 2021

"El borrador" de Carlos González Jiménez


  Todos, en mayor o menor medida, dejamos un rastro en internet: perfiles en redes sociales, cuentas de correo, lugares en la nube donde almacenamos datos, etc. ¿Que pasa con todo eso a nuestra muerte?
  Erasit es una empresa que ofrece unos servicios peculiares. Se ocupa de cerrar todas nuestras cuentas y notificar nuestro fallecimiento a contactos y seguidores, además de eliminar nuestros datos comprometedores de Internet, esa parte de nuestra personalidad que no deseamos que familiares y amigos lleguen a descubrir. También pone a disposición de sus clientes una caja de seguridad, comprometiéndose a seguir sus instrucciones al pie de la letra sobre el contenido tras el fallecimiento del contratante: destruirlo o entregarlo a la persona designada.
  De esas labores se encargan los borradores. Dimas y Eliseo son "borradores", forman uno de los equipos de borrado de Erasit.
  A los largo de la novela iremos acompañando a estos dos personajes en sus "intervenciones" tras la muerte de diversos clientes de la empresa. Junto a ellos descubriremos ese lado oscuro que todos tenemos, en ocasiones con tintes verdaderamente siniestros. Pequeños fragmentos de la vida de ambos se irán colando en la historia, dándonos una visión de su presente y su pasado. Al mismo tiempo que averiguamos los entresijos de la empresa asistiremos a unos asesinatos, cometidos por un desconocido con motivo de una misteriosa venganza y, aparentemente, sin conexión con los protagonistas ni con Erasit.

  Tres palabras se me vienen a la mente para describir el texto: oscuro, sórdido y adictivo. El ambiente opresivo y fatalista nos asaltará desde las primeras páginas del libro.
  Mezquindades, crueldades, traiciones. Eso es lo que escondemos a la mirada de los demás y es lo que los borradores deben eliminar. Ellos escarban en los secretos ajenos, viven rodeados de la porquería de otros. No les corresponde juzgar, solo deben hacerla desaparecer y después vivir con ello. Es difícil andar entre la mierda sin mancharte así que no saldrán indemnes de la experiencia.
  El libro viene a mostrar a las personas como seres con luces, claroscuros y sombras. Bajo un aspecto normal y anodino pueden esconderse el vicio y la maldad, las buenas personas también tienen capacidad para hacer cosas terribles. Las apariencias son completamente engañosas. En "El borrador" hay víctimas y verdugos, pero todos tenemos un poco de cada. Depredadores de distintas clases se pasean libremente por sus páginas.
  Dimas y Eliseo, como personajes, son opuestos, pero complementarios, proporcionan sensación de equilibrio: uno parlanchín y el otro silencioso, uno amigable y el otro osco, uno curioso y el otro indiferente, uno conciliador y el otro dispuesto a pelear. A su modo son buenos amigos. De la mano de los dos recorreremos universos ajenos en una historia compuesta de pequeños relatos, a priori inconexos, hasta el magistral punto final del libro, donde su autor por fin nos permitirá armar el puzle para comprender la imagen en su conjunto.
  La galería de personajes secundarios es realmente buena, poniendo cada uno de ellos su granito de arena para llegar hasta el resultado final.
  Una de las mejores lecturas de este año que no dudaría en recomendar a los amigos de la novela negra y el thriller.

Sobre su autor
  Carlos González Jiménez nació en 1974 en Playa de Aro, Gerona.
  Estudió Comunicación y Relaciones Públicas en la Universidad de Gerona, pero nunca presentó el trabajo de fin de carrera, así que, a efectos legales, carece de estudios superiores. Durante años fue autor de un blog anónimo de éxito.
  Al parecer es alguien muy celoso de su intimidad. No he encontrado más datos sobre el escritor que los recogidos en la solapa del libro, repetidos insistentemente y sin variar una sola coma en todas las publicaciones dónde le menciona.

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