Macerar tu matrimonio durante 20 años en jugo de vida cotidiana.
Salpimentar con dos hijos. A ser posible niño y niña (no es imprescindible la diferencia de género pero ayuda para la decoración del plato).
Rebozar en cansancio molido a golpes y reservar en plato a parte.
Calentar aceite destilado de discusiones en sartén de hierro.
Cuando alcance la temperatura adecuada sumerge en él tu matrimonio. Voltealo en el aceite de discusiones hasta que quede crujiente a punto de fractura por ambos lados.
Para la salsa echa en un bol dos cucharadas de besos que no te han dado y el dolor que sentiste por cada rechazo. Añade un puñado de abrazos que te escatimaron y mezcla bien con un puñal afilado.
Para potenciar el sabor puedes poner unos cuantos silencios, de esos que hieren el alma, y unas gotas desprecio.
Correctamente emplatado y acompañado de una copa de odio con denominacion de origen te asegura un corazón roto de difícil compostura.
¡Bon appétit!
miércoles, 30 de junio de 2021
"Deconstrucción de amor en salsa de llanto amargo"
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